Antes de nada vamos a dejar claro lo que es la espirulina, ya que si lo buscáis en internet, os va a poner de primero que es un suplemento dietético.
No, la espirulina es un alga verde-azulada de agua dulce, tiene un elevado porcentaje (50-70%) en proteína de alto valor biológico que se asimila muy bien, por lo que suelen ser un básico en las dietas veganas. También tiene un alto contenido en vitaminas del grupo B, aunque no la B12, minerales como hierro, magnesio, cobre y zinc, y una gran cantidad de clorofila.
También contiene menos iodo que las algas marinas.
Hoy en día está considerada un superalimento, realmente el término superalimento no es más que marketing, no tiene un origen científico, y se le adjudica a ciertos alimentos con una gran densidad nutricional, como en el caso de nuestra espirulina, que tiene muchas propiedades y beneficios muy interesantes.
Debido a este contenido tan alto de nutrientes beneficiosos se han hecho una gran variedad de suplementos alimenticios a base de espirulina. Como todas estas modas y estas etiquetas saludables, hay que cogerlas con mucha sensatez.
Lo que si está claro es que cada vez las algas están más presentes en nuestra nutrición y en nuestra gastronomía y que no hay que cerrar la puerta a experiencias y sabores nuevos.
Ahora os voy a confesar que a mi lo que me llamó la atención de estos macarrones de espirulina fue su color verde tan chulo y eso fue exactamente lo que me llevó a comprarlos.
También os diré que me puse a buscar recetas por internet, y las había muy interesantes, pero para todas me faltaba algún ingrediente en casa y he decidido hacer una cocina más sostenible y responsable que disminuya mi huella ecológica, a veces nos obsesionamos con una receta y sus ingredientes, los compramos y cuando revisamos nuestra despensa tenemos que tirar un montón de cosas caducadas o echadas a perder. Hay que hacer una cocina de aprovechamiento y responsable, porque si el medio ambiente os la pela al menos vuestra economía os lo va a agradecer.
RECETA
Ingredientes: (2 pax como plato único, 4 pax como primer plato)
- 300 g de macarrones de espirulina
- 40 g de soja texturizada seca
- 10 pimientos del piquillo en conserva
- 2 dientes de ajo
- Sal, pimienta, orégano
- Salsa de soja
- AOVE
Elaboración:
Lo primero que haremos será poner a hidratar la soja, al menos 20-30´.

El porqué de 10 pimientos es que los tenía en un frasco que me habían sobrado de otra elaboración y me sobraron justo 10, así que no os obsesionéis con la cifra, es más podéis usar otro tipo de pimiento. Los cortaremos en tiras.
Picamos los ajos.
Si ya tenemos la soja hidratada la escurrimos bien, la soja triplica su peso una vez hidratada, los 40 g iniciales ahora me han pesado 147 g.

Ponemos abundante agua a hervir en una cazuela, y mientras esta se calienta, en una sartén amplia vertemos un chorrito de aceite y doramos los ajos, añadimos la soja, que cocinaremos 3, 4 minutos.
Pasado este tiempo añadimos los pimientos, la soja absorbe muy bien los sabores, al cocinarlos juntos, esta quedará más jugosa y todos los sabores emulsionarán a la perfección. La soja texturizada no es salada, así que añadiremos un poco de sal, poca, ya que la salsa de soja si es salada, pimienta y el orégano seco. 5´será suficiente. Añadimos un buen chorro de salsa de soja, la cantidad va un poco a vuestro gusto pero yo creo que entre 75 – 100 ml. Dejamos que se reduzca un poco y probamos a ver si hay que rectificar la sal o alguna especia. Reservamos.

Una vez que el agua rompa a hervir añadimos los macarrones, el hecho de haberlos comprado en una tienda que vende todo a granel implica que no vienen instrucciones de cocción, así que hay que ir mirando, a mi me llevó 12´ cocerlos, pero el tiempo dependerá de los que compréis. Ya veis que el color es alucinante.

Una vez cocinados se escurren bien, se echan en la sartén con el resto de los ingredientes y se llevan un minuto al fuego para que se mezclen bien.

El sabor de estos macarrones de espirulina es muy suave, no se diferencia mucho del de un macarrón normal pero evidentemente a nivel nutrientes y vistosidad es mucho más interesante.

Escuchando a Diana Krall