Ingredientes:

• 250 g de lomo de cerdo
  • 250 g de manteca blanca
  • 2 dientes de ajo
  • pimentón dulce (un par de cucharadas)
  • una cucharada de orégano
  • sal

Elaboración:

Cortamos el lomo en cubos de unos 2 cm, no tienen que ser especialmente regulares ya que luego lo vamos a triturar, pero el cortarlo en cubos facilitará su cocción.

Se echa la carne en una cacerola con un poco de manteca y se lleva al fuego hasta que se derrita la manteca.

Se majan los ajos en un mortero con la sal, el orégano y el pimentón y se añaden a la cazuela.

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Se cubre el conjunto de agua, justo que lo cubra, ni más ni menos, y se va reponiendo si hace falta hasta que la carne se ablande, en ese momento se añade el resto de la manteca.

Se cocina hasta que se reduzca el agua, en ese momento empezarán a formarse burbujas brillantes que se distinguen perfectamente.

Se retira del fuego, separamos la carne y la trituramos, se vuelve a mezclar y se echa en el recipiente en el que la vayamos a consumir. Teniendo en cuenta que dura para unos días, el recipiente es mejor que sea hermético.

Hay que dejarla reposar unas horas durante las cuales la manteca se solidificará y la carne se depositará al fondo, dándole ese aspecto tan característico.

Aunque la manteca colorá es típica de los desayunos con una rebanada de buen pan, y no hay mejor pan que el gallego, yo reconozco que para las mañanas me resulta muy fuerte, pero es un gran aperitivo o merienda.

Escuchando a Guns N’ Roses