Ingredientes:

• 300 g de garbanzos
• 250 g de bacalao sin espinas
• 500 g de espinaca fresca (al cortar y escaldar reducirá mucho su volumen)
• 2 dientes de ajo
• 2 cebollas
• 1 blanco de puerro
• 2 tomates pelados
• una cucharada de harina
• una cucharada de pimenton
• 2 huevos cocidos
• sal

Elaboración:

La víspera ponemos a desalar el bacalao en agua bien fría y cambiándola cada 6 horas aproximadamente, por la noche, ponemos también a remojo los garbanzos.
Los garbanzos se cuecen en agua tibia con un chorro de aceite y dejamos que se vayan haciendo.

En una olla aparte escaldamos las espinacas en agua con sal. Refrescamos, escurrimos y reservamos.

Preparamos en una sartén el sofrito con los ajos, el puerro y la cebolla, cuando empiece a tomar color, espolvoreamos una cucharada de pimentón y otra de harina con cuidado que no se hagan grumos, e incorporamos el tomate que dejaremos pochar bien. Una vez listo se tritura o se pasa por un pasapuré,  esta mezcla se añade a la olla de los garbanzos en el momento en que empiecen a estar tiernos.

En esa misma sartén se saltean las espinacas y el bacalao.
Cuando vuelven a hervir los garbanzos, se añaden las espinacas y el bacalao, y se baja el fuego para que mientras se acaban de hacer los garbanzos de tiempo a integrarse todos los sabores, yo troceo el bacalao pequeño porque me gusta así, encontrareis recetas por ahí que echan los lomos enteros, eso ya es cuestión de gustos.
Mientras, cocemos los huevos, pelamos y reservamos, una vez acabado el potaje, lo servimos con unas rodajas de huevo por encima.

En mi casa además hacemos arroz en blanco, y lo servimos aparte para que lo añada el que quiera ya en su plato. Yo soy una de las que lo añade, una o dos cucharadas, remover y listo.

Escuchando a JOAN JETT